viernes, 2 de diciembre de 2016

Devociones:"Ya no quiero sentirme un Jonaś".

Y le dijeron: ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete? Porque el mar se iba embraveciendo más y más.
                                         (Jonás 1:11)

      No sé si en alguna ocasión te has sentido un Jonás....hace poco tuve un pequeño bajón  espiritual y ministerial y mi esposa me confrontó a tal punto de decirme que hay ocasiones que los esposos nos llevamos de encuentro a nuestras esposas, ese es mi caso particular, no se si tu caso sea con tus hijos, con tus padres, con tus amigos incluso.
    Jonás fue un profeta que Dios le había encomendado una misión especifica y desobedeció a la voluntad de Dios por creer que los hombres a los que tenia que predicarles eran tan malos como él lo recordaba (había tenido problemas con ellos) por lo que se embarcó a un lugar diferente al que Dios le había enviado, cambiando así el plan que Dios tenía para Jonás, al fin y al cabo si no enviaba a ese profeta levantaría a otro e iría a hacer la voluntad de Dios.
    En el transcurso del viaje se levanta la tempestad y Jonás sabe que es por su culpa que las cosas en esa embarcación estaban mal, que era porque él había desobedecido a la voluntad de Dios, por lo que dice ser echado a lo profundo de la mar para que todo se solucione, efectivamente así ocurrió.
    A mi me ocurrió algo similar, al menos así lo creía, entró un desanimo a mi vida y pensaba que las cosas estaban saliendo mal (tanto familiar como ministerialmente) porque yo era el problema, encerrándome en que la solución era el dejar todo atrás y echarle ganas por mi propia cuenta.
     En nuestro afán de salir de los problemas en ocasiones tomamos decisiones erróneas que nos llevan a consecuencias graves, destruir nuestro matrimonio, perder un año de estudio, perder nuestro trabajo, estar en malas relaciones con nuestros padres y todos los problemas que puedas imaginar.
     En lugar de encerrarte en que tu eres el problema de las situaciones que puedan estar ocurriendo a tu alrededor Levántate como el guerrero que Dios llamó a servirle, sigue adelante y no desmayes, porque la lucha es continua y debemos de estar preparados para toda situación que se nos quiera atravesar, recuerda que aunque tengamos gigantes frente a nosotros no debemos de temer por que Dios nos trajo aquí a conquistar la tierra que El nos prometió.

                Adelante, esfuerzate y sé muy, pero muy valiente.   

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