miércoles, 7 de enero de 2015

Devociones: "Levántate".

Lo que se ve del mundo espíritual no puede ser comprendido ni aprendido por los sentidos. (Lucas 8:40-56).

       La narración del texto cita: "Pero él, tomándola de la mano, clamó diciendo: "Muchacha, levántate". Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diera de comer. La expresión "pero él" indica claramente que Cristo optó por actuar contrariamente a las reacciones narradas en el versículo anterior. ¿Y cuáles eran estas? Precisamente que la gente se burlaba de él, porque les había afirmado que en realidad la muchacha dormía.
    A pesar de las burlas, Jesús decidió proseguir con la obra que el Padre había preparado delante de él. Esta es, también, una de las características que marcan la diferencia entre el líder de impacto y la persona que simplemente ocupa un puesto. El líder no acoge el desánimo, aunque lo rodeen personas que ridiculicen o desaprueben la obra que anuncia hacer. Sus decisiones no están basadas en el nivel de reconocimiento que le otorgan los demás, el cual constituye la base sobre la que se edifica la popularidad. Mas bien está fuertemente convencido de que su tarea la realiza por órdenes de su Padre celestial, y esta le otorga una firmeza inusual frente a la falta de apoyo.
     El relato indica que Cristo tomó a la niña de la mano. Gesto que señala el corazón tierno y pastoral del que ministra. En estos días se ha hecho popular en muchos círculos el ministerio masificado, donde se ministra desde la "distancia" que el ministro impone el estar arriba de la plataforma. No debemos olvidar, sin embargo, que estamos tratando con seres humanos que requieren, sobre todo, demostraciones de cariño y respeto. Con absoluta sencillez Jesús le dijo a la muchacha que se levantara. Impacta la falta de sofisticación en su lenguaje, la ausencia de grandes frases y discursos previos al momento de la ministración. Este es, verdaderamente, el camino de los niños, sencillo y sin rodeos. Como resultado, el espíritu volvió a ella, lo cual indica que verdaderamente estaba muerta, en términos médicos. Mas Jesús la describió como dormida. Esto nos lleva al choque que, una y otra vez, revela la absoluta diferencia que existe entre las perspectivas de los que van a través de ojos humanos y los que ven por medio del espíritu.
    Lo que se ven del mundo espíritual no puede ser comprendido ni aprendido por los sentidos del cuerpo, a pesar del intento frecuente de transitar por ese camino. Es un ejercito que no puede producir otro fruto que la frustración.
     Al incorporarse la niña, el Señor dio instrucciones de que fuera alimentada. Una actividad netamente física, vinculada a este mundo en que vivimos. La vida continúa y no podemos escapar  de nuestro entorno. Por otro lado, también es parte de nuestro llamado atender las necesidades corporales de las personas a nuestro cargo. No todo tiene que ser resuelto con oración y ayuno. Padecemos algunas necesidades "poco espírituales" como un plato de comida, un abrazo o un abrigo. Todo forma parte de lo que es el ser humano.
   

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