"En ti, oh Señor, me he refugiado".
(Salmo 71:11)
"Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado".
(Isaías 26:3)
"Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto; cantaré y trovaré (o compondré) salmos" (Salmo 57:7). Cualquiera pensaría que para el autor de este salmo todo iba perfectamente bien, que no tenía preocupaciones y si muchas razones para rebosar de gozo.
Sin embargo, David escribió estas palabras mientras huía del rey Saúl, quien quería matarlo (ver la introducción a este Salmo 57). Tuvo que esconderse en una cueva. Un poco antes leemos: "Mi vida está entre leones; estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas" (Salmo 57:4). Entonces, ¿cómo podía cantar en semejante situación?.
Confiaba plenamente en que Dios lo protegía, por eso pudo decir: "En ti ha confiado mi alma y en la sombra de tus alas me ampararé" (Salmo 57:1). David, escondido en una oscura cueva, se sentía seguro en las manos de Dios, y podía componer y cantar salmos de alabanza.
¿Usted también está en una "cueva"? ¿Está aterrorizado por las bombas o asediado por la persecución? ¿Está ansioso porque no conoce el resultado del examen médico, inquieto pensando en la posible pérdida de su trabajo o en el futuro de sus hijos? ¿Está triste porque perdió a un ser querido?.
Independientemente de cual sea su "cueva". Jesús quiere estar a su lado, tranquilizarlo, consolarlo e incluso llenarlo de gozo a pesar del sufrimiento. "Aunque ante en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo" (Salmo 23:4).
No hay comentarios:
Publicar un comentario