sábado, 24 de septiembre de 2016

Devociones: "Vale la Pena Morir".

"Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí no es digno de mí".
                                        (Mateo 10:38)

     Como resultado de la oración vamos confrontando nuestros errores, pues poco a poco vemos con claridad que actitudes consideras antes como normales ahora son reprobables y vergonzosas, que con ellas estuvimos alejados de Dios y no fuimos dignos de él, no obstante ello, por su infinita misericordia, él nos ha elegido. Las manifestaciones de amor del Señor son reiteradas no obstante haber pecado.
    No fue de manera inmediata, pero un día, de repente amanece y me apena haberme expresado con tales o cuales palabras altisonantes que antes fueron comunes o bien que por falta de autodominio dije a gente que amé o que hoy amo. ¡Qué paradójico! Amé y ofendí al mismo tiempo. ¡Qué incongruencia! Con tristeza me pregunto ¿Cómo borrar cicatrices?.
    Acorde a la palabra del Señor, para seguirle es necesario morir, tomar nuestra cruz y seguirlo. ¿Qué significa? Él no pide que tomemos su cruz, sino la nuestra y con ello, no quiere decir que suframos, que crucifiquemos nuestros cuerpos y derramemos sangre, pues un Padre no quiere dolor para sus hijos, si no que quiere todas las bendiciones y parabienes en beneficio de estos. Pues él ya pago con sangre y dolor nuestro pecado y redención. Así, es necesario comprender que la cruz de cada quien es la decisión de morir a uno mismo, a nuestros deseos carnales y del alma, para decidir voluntariamente girar en torno a Jesús. Vivir conforme al Espíritu, para estar en comunión con él. Si, habremos de crucificar por amor, la satisfacción sensual, para ir "en pos de " detrás de o tras de Cristo.
     Se dice que cuando alguien sigue los pasos de otro, no solo es que lo busca sino que lo imita, que quiere ser como este, por tanto, ir en pos de Jesús es imitarlo, para ser digno de él. Si imito a Jesús, voy tras él, como el fan que va tras el artista que quiere emular; pero en este caso, el discípulo que va tras el maestro por ser como él. Únicamente así somos dignos de su presencia, muriendo a nosotros, a nuestros apetitos, a nuestro egoismo y deseo de figurar o hacer grandes cosas por nosotros mismos y para reconocimiento personal. Muriendo a los impulsos, a las palabras irreflexivas, al querer ocupar el centro de atracción y de admiración.
    Amado Padre: hoy quiero dejar de ser yo, morir porque vale la pena ser merecedor de ti. Mi mayor deseo es reancer, establecer tu reino para ser uno contigo, ser una persona restaurada. Dame sabiduria y amor para que pueda entender que si pierdo mi vida por ti, que si muero a mis deseos cada día, encuentro la vida al ser como tú. Perdona las veces que ofendí a mis hermanos sin pensar que con ello fue a ti a quien ofendi. Pon en mi mente y en mi boca pensamientos y palabras amables, de compasión y amor, porque solo así puedo llamarme hijo tuyo, Gracias por tu piedad y amor desmedido, permítame corresponder y cada día llevar esa cruz que significa un sacrificio de amor en vida como tú lo hiciste por mí, pues la recompensa en grande.

    ¡Bendito sea tu santo nombre oh mi Jesús! Vale la pena morir si con ello gano la vida eterna junto a ti.  

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