domingo, 8 de mayo de 2016

Devociones:"Sorpresas".

Hace pocos días hallé en la librería donde habitualmente hago mis compras, unos sacapuntas muy originales y vistosos. Parecen más bien juguetes, que sacapuntas para los lápices. Tomé tres de ellos y se los traje a mi hija, que ho estudia en una escuela de artes.
     Su carita de entusiasmo y alegria cuando los saqué de mi portafolios y se los fui entregando uno a uno, me hizo recordar cuando era chiquita. "¡Cierra tus ojitos y abre tus manitas! " le decía cuando era una pequeña niñita. Ella cerraba sus ojos y extendia sus manitas confiada y entusiasmada en la certeza de que el presente no la dejaría decepcionada y que por otra parte, fuere lo que fuere, sin importar su valía ni tamaño, siempre procedía de lo profundo del corazón de papá o de mamá. Esto último le otorgaba un valor añadido al regalito, lo presente más valioso del mundo.
   Hoy en día, me parece que tendría que ponerle las llaves de un auto en su mano como para sorprenderla. Sin embargo, el sorprendido sigo siendo yo. Todavía, a pesar de sus 18 recién cumplidos, es capaz de sorprenderse con un presente simple y sencillo como un sacapuntas vistoso y original para sus lápices de artistas.
    Pero hay algo que hoy me emociona y sorprende tanto como el dulce encanto de mi amada hija al recibir ese presente, y esto es la Gracía de Dios obrando en mi vida.
    Honestamente ya no recuerdo cuando fue la última vez que le dije al Señor "Sorpréndeme". Y es que debo reconocer que la naturaleza caída de Adán, aún me juega zancadillas. A veces siento temor de que al poner mi vida completamente en Sus Manos, el presente recibido no me guste, o no sea lo que quiero y espero.
    Afortunadamente, hay al menos dos declaraciones en la Palabra de Dios que me infunden confianza y tranquilidad, en la certeza de lo que me da, procede de lo profundo de Papá Dios y de su infinito amor por mí:

    Porque mis pensamientos no son vuestro pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
                                           (Isaías 55:8)

      Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
                                        (Romanos 8:28)

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